Los Métodos Naturales (MN) son considerados por muchas personas como los “anticonceptivos católicos”. Me gustaría explicar con tres breves ideas por qué esto no es así.
#1 Los MN no interfieren con la naturaleza
Los MN no se deben confundir con los métodos contraceptivos (preservativos, diafragmas, píldoras, parches, anillos, vasectomía, ligadura de trompas, etcétera). Estos últimos constituyen maneras de evitar una gestación de una forma “no natural”, actuando siempre bajo alguno de estos tres mecanismos:
Anovulatorio: bloqueando el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, para que la mujer no ovule.
Anticonceptivo: impidiendo el encuentro del óvulo y del espermatozoide, utilizando una barrera física, alterando la movilidad de las trompas o modificando la secreción cervical, tan necesaria para la fertilidad.
Antiimplantatorio: alterando la capacidad del endometrio y, en consecuencia, evitando la implantación del embrión, de aproximadamente 7-10 días de vida. Este mecanismo de acción es abortivo, ya que el embrión no tiene sustento, y muere.
De alguna manera, cada uno de los contraceptivos, bajo uno o varios de estos mecanismos de acción, interfiere en el ritmo natural y en la fisiología reproductiva, y como se ha visto, en algunos casos, en la continuación de la vida.
#2 Los MN permiten vivir la sexualidad con respeto, libertad y responsabilidad.
Los MN se basan en el autoconocimiento de la fertilidad. Si usamos un MN, sabemos qué está pasando, y podremos asumir libre y responsablemente las consecuencias de nuestros actos. Esto lleva necesariamente a una cosa: la admiración.
Somos más capaces de entender las diferencias que nos complementan, de valorar el cuerpo humano, de valorar nuestra fertilidad. Y nos admiramos del sentido misterioso de la fecundidad biológica: los hijos.
Cuando se usan contraceptivos para evitar embarazo, la finalidad es clara: hacer infecundos todos los actos sexuales. Este planteamiento convierte a los hijos en fallos técnicos, cuando realmente son regalos inmerecidos, y despoja a los actos sexuales de respeto, libertad y responsabilidad.
#3 La actitud anticonceptiva es la que hace que un método lo sea.
La duda que siempre se plantea es: ¿qué diferencia hay entre usar un MN o un método contraceptivo, si la finalidad es la misma (evitar embarazo)?
La clave es la intencionalidad: usar contraceptivos para evitar un embarazo lleva implícita una actitud de cierre a la vida ⎯y cabe aclarar que no es lo mismo que cuando se tienen que tomar por razón terapéutica, por ejemplo, para tratar el acné o la endometriosis⎯, además de poder ir en contra de la salud.
Por su parte, usar un MN para evitar embarazo también puede llevar implícita esa misma actitud anticonceptiva: aunque un MN sea algo respetuoso con el cuerpo, no habría diferencia en la intención moral si lo que se quiere es no tener hijos, sin que exista una razón importante para ello. En este caso, entiendo que se les llame “anticonceptivos naturales”.
Pero los MN nunca serán “anticonceptivos” si existen motivos importantes o necesarios y se recurre a las relaciones sexuales, tan necesarias en el matrimonio, en los periodos infértiles, respetando esa capacidad de dar vida, aunque biológicamente no sea posible. ¿Acaso Dios no nos ha creado a las mujeres como cíclicas, y con la inteligencia para entender los ritmos? Tenemos la libertad de gestionar nuestra fertilidad si fuera necesario, sin que esto suponga un problema moral.
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En definitiva: estar cerrados a la vida es una actitud, una intencionalidad. Y esto, sea de la manera que sea, va en contra de la propia entrega, que es lo que hace que moralmente no sean buenos para la persona.
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