Muchas veces imaginé la primera vez que hablaría sobre la realidad de que mi esposo y yo no podemos ser papás. Pero no fue hasta que nos sentimos totalmente listos que pudimos aterrizarlo en palabras.
Y es que nos tomó un tiempo dar los primeros pasos de este proceso de asimilar, aceptar y abrazar la idea. Digo “los primeros pasos” porque es un proceso que no ha terminado, que sigue en marcha, pero por primera vez quiero compartir abiertamente lo que Dios nos va enseñado en este camino, para que muchas personas que viven la misma realidad que nosotros puedan sentirse acompañados. Por eso, aquí van 8 cosas que aprendimos al descubrir que no podemos tener hijos.
1. Existen distintas reacciones
La noticia puede ocasionar en ti y en tu cónyuge reacciones completamente diferentes. Ninguna es buena o mala: simplemente te brotan del corazón al conocer una realidad totalmente inesperada, y en la mayoría de casos, profundamente dolorosa.
2. Si es necesario, es importante guardar un tiempo de luto
No te asustes: es normal que experimentes un sentimiento de pérdida. Puede que los hijos no existan, pero en tus sueños y anhelos tal vez sí lo hacían. En ese tiempo, te aconsejo no tomar decisiones en relación a este tema o que tengan que ver con tu matrimonio. Lo que sí puedes hacer es orar para recibir consuelo de Dios y pedir sabiduría.
3. No hay culpables
Si hay algo que es crucial en este proceso, es entender esto. No existe el “tú no puedes tener hijos” o el “por mi culpa no podemos tener hijos”. En un matrimonio, son dos personas hechas una sola carne frente a Dios. Por lo tanto, la pareja en conjunto “no puede tener hijos”. Es algo en común. Si logran entender esto, tienes más de la mitad de la batalla ganada.
4. Hay más de un modo de ser fecundos
Conocer que un matrimonio efectivamente puede ser fecundo, sin haber recibido el don de ser padres, les hará entender que el amor entre ustedes no tiene por qué mudar. Su amor puede dar frutos de muchas otras maneras: sólo hay que saber canalizarlo. Una frase que resonó mucho en nuestro hogar fue “Yo me enamoré de alguien que es real, que existe. No voy a dejar de amar a ese alguien por algo que no es real. Los hijos son una ilusión y, aunque suene frío, la realidad es que no existen”.
5. No sirve de nada compararse
Es fundamental quitar del campo de batalla los pensamientos sobre el “qué dirán” y las comparaciones con otros matrimonios. Lo primero no suma en ésta ni en ninguna situación de tu vida —les recomiendo leer mi artículo sobre el “qué dirán”—; y lo segundo, pues ya sabes que Dios tiene un camino diferente para cada hogar, pero para todos tiene un propósito hermoso.
6. Dos son mejor que uno
Hay una cita que usamos en nuestra invitación de matrimonio que dice así: “Mejor son dos que uno solo, pues si uno cae el otro lo levantará”. Exactamente eso es lo que ha sucedido en nosotros estos 4 años siendo esposos, y más aún, viviendo esta realidad.
Ha habido momentos en los que, luego de pensar que ya habíamos aceptado el tema, alguno de los dos tenía semanas en las que nuevamente venía la tristeza. ¡No te asustes! Acompáñalo, sé su fuerza en esos momentos. No tienes que necesariamente decir algo, con tu oración basta.
Y recuerda que esto puede volver a suceder contigo o con la otra persona. Si se convierten en periodos largos, pueden incluso pedir ayuda con algún terapeuta de parejas o psicólogo. También puede acompañarlos algún sacerdote o hermana religiosa.
7. Sí, los milagros existen
Pídanlo siempre, confiados en que finalmente se hará la perfecta voluntad de Dios en ustedes. Pero tengan en cuenta que hay una delgada línea entre pedir un milagro con fe y que todo su matrimonio empiece a girar en torno a esa espera, deteniendo sus planes. Cuidado, que esto puede incluso llevarlos a resentirse con Dios y deteriorar su matrimonio.
8. Disfruta de tu cónyuge
Disfrútalo al máximo. El Señor te puso a ese compañero para que te acompañe hasta el final de tus días, que pueden ser una hermosa aventura, si saben construir su matrimonio con amor y creatividad.
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Espero de todo corazón que puedan recibir este artículo las personas que están necesitando leerlo. Los abrazamos y pedimos por ustedes. Sabemos que no es fácil, pero Dios sabrá recompensar su fidelidad y entrega a Sus planes.
Para más consejos, puedes seguirme en mi cuenta de Instagram: @todaunavidablog.
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