Hoy en día, pensar en tener una familia numerosa conlleva una carga más negativa que positiva. De hecho, desde la década de los noventa, disminuir la tasa de fecundidad por núcleo familiar es una de las estrategias de lucha contra la pobreza en el Perú. En vez de promover políticas para atender a nuevos ciudadanos, darle facilidades y acceso a la educación, la solución del Estado es “no tener más hijos”. Concebir muchos está mal visto, se tilda de “irresponsable”, y sobre todo si eres pobre. ¿Realmente son las familias numerosas el motivo de las miserias de una sociedad?
Soy el menor de cuatro hermanos, nací en plena crisis económica —en una casa con deudas y pocos ingresos—, y conozco de primera mano las dificultades de mantener una familia numerosa. Sin embargo, me doy cuenta de que mucho se ignora acerca de algo más importante: los beneficios de tenerla.
Los hijos se cuidan solos
Suena lógico pensar que, cuantos más hijos se tenga, mayor es la carga para cuidarlos. Se da en algunos casos que uno de los padres deja de trabajar para hacerse cargo, pero no siempre es posible este escenario cuando se depende de dos ingresos económicos. En ambas situaciones, contar con más hijos hace que el trabajo sea más fácil, y hasta más saludable para los niños. Esto debido a que somos seres sociales por naturaleza. Necesitamos rodearnos de más personas para desarrollarnos. Lo que sucede en las familias numerosas es que este proceso se acelera.
Desde antes de entrar al colegio, el niño conoce lo que es ser parte de una sociedad infantil, entre sus hermanos y hermanas. Está obligado a formar su personalidad y a evolucionar, casi como medio de supervivencia. Antes de conocer a los presidentes opresivos y las guerras civiles, conoce la dictadura del hermano mayor y las alianzas necesarias para derrocarlo. Luchar por el trono frente al televisor constituye una batalla campal que necesita de estrategia con otros hermanos. ¿Sucede este maravilloso aprendizaje cuando eres hijo único? Con dos, tampoco es suficiente.
Fomentas normas de convivencia
Cuando las guerras civiles entre hermanos no encuentran solución, es hora de dejar la canchita y de entrar en el juego, como padres de familia. A partir de normas de convivencia, los niños tienen que entender que no están solos, que no pueden pensar sólo en sí mismos, y que deben ser más considerados con su entorno social.
Si queda un último pedazo de pizza, quizás pueden entender que se debe dividir entre todos. También se les puede enseñar a ceder su parte, por amor a los demás. Estar rodeado de más personas, con un adecuado arbitraje de los padres, te hace más empático.
Enseñas a asumir roles
Cuando tienes más de dos hijos, inevitablemente pasará que cada uno asumirá una responsabilidad diferente. Los mayores aprenderán a cuidar de los pequeños. Y los pequeños aprenderán de sus mayores. Poco a poco irán creciendo, y los padres encontrarán apoyo, para el cuidado y la educación de sus hijos, en sus propios hijos. ¿Cuánto te puede enseñar un hermano mayor que no te enseñan tus padres? ¿Cuánto puedes aprender de dar el ejemplo a tus menores?
Crecer en conjunto, asumiendo roles, te prepara para la vida. Si alguien nuevo ingresa a tu trabajo, te tocará liderarlo con empatía, como un hermano mayor. Si eres nuevo, te tocará buscar referentes para crecer y tratar con respeto a los más antiguos.
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Hoy en día, pensar en tener una familia numerosa conlleva una carga más negativa que positiva. Pero, ¿no creen que esto debería ser al revés? Gracias a las familias numerosas, sociedades enteras se benefician con ciudadanos más preparados. No dejemos que políticas de control natal mal planteadas afecten nuestros ideales familiares. Si aspiramos a ser los mejores padres, también nos beneficiará en los demás ámbitos de nuestras vidas. Seremos mejores líderes, capaces de entender diferentes personalidades, y de desarrollarlas cada vez más.
Evidentemente, la intención no es criticar a quienes tienen uno o dos hijos. Por un lado, puede resultar un tema sensible, ya que no es tan fácil concebir. O quizás se ignora que han tenido pérdidas, con mucho dolor en sus corazones. Pero, por otro lado, también es válido hacer una planificación familiar y velar por una adecuada educación, según las capacidades de cada pareja. La decisión del número de hijos es personal. Puede ser por un tema económico, físico, mental…, o cualquier motivo. Pero —lo digo como integrante menor de cuatro hermanos— hay algo que no se puede negar: en una familia numerosa, te puede faltar mucho materialmente, pero el amor que se genera lo puede compensar todo, y puede constituir la semilla para el desarrollo de cualquier situación económica.
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