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Foto del escritorBelu Lombardi

¿Cómo tener un noviazgo adolescente sano?



El noviazgo es una de las etapas más lindas del ser humano; en esta etapa tenemos la oportunidad de conocernos y proyectarnos en el otro mediante miles de vivencias que nos hacen suspirar: paseos, ternura y muchos momentos compartidos. Sin embargo, suele tenerse la concepción de que el noviazgo adolescente no puede perdurar dado que “ambos son muy jóvenes para tener algo serio”. En este breve artículo propongo dos reflexiones sobre el noviazgo en la adolescencia.


El noviazgo es un proceso de preparación para algo más grande


Una de las características de los adolescentes es que buscan un par con quien puedan sentirse comprendidos e identificados, pero, principalmente, un par que los acompañe durante el duelo que surge a raíz de decirle adiós a la infancia para insertarse en el mundo de la adultez, lo cual nos llena de incertidumbres, temores, negación y, a menudo, dolor. Entonces, ¿por qué un noviazgo sano sería incompatible con esta etapa tan importante en la vida de una persona?

Si bien es cierto que la madurez constituye un pilar fundamental para poder tomar determinadas decisiones, especialmente cuando se trata de comenzar a proyectar cuestiones tan importantes para uno como lo es el futuro económico, laboral y familiar, ello no impide que puedan acompañarse en ese proceso de crecimiento, construcción y constante aprendizaje.


Y, si no resulta, pues será una experiencia que nos ayudará a mejorar un poco más, como sucede en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, no debe tomarse a la ligera: un noviazgo es muy importante y se debe tener plena conciencia sobre lo que conlleva.


Noviazgo no se reduce simplemente a regalar flores, ser fiel y decir “Te amo”; eso es sólo la punta del iceberg. Es fundamental promover el verdadero significado del noviazgo, para comprender que es una decisión que debe tomarse con suma responsabilidad y compromiso, pues se trata de un proceso de discernimiento y preparación para algo muchísimo más grande: el matrimonio. Por ello, si bien no se debe subestimar a los adolescentes, es necesario inculcar los valores que hacen que un noviazgo sea valioso y perdure en el tiempo, para que tomen una decisión sin apresurarse y que esté a la altura de la circunstancia: porque no se debe querer al otro sólo para el hoy, sino construir algo juntos, porque se quiere para siempre.

Nos equivocamos por ser humanos, no por ser adolescentes


Nadie es inmune a equivocarse; del más chico al más grande. Es muy común escuchar que los adolescentes se equivocan por el simple hecho de ser adolescentes, poniéndose en tela de juicio cada una de sus decisiones, metas o sueños por considerarlos “muy jóvenes” para que los tomen en serio.


Todos alguna vez fuimos ese adolescente soñador que, si opinaba, era porque “estaba de moda hacerlo” o porque “quería revelarse contra alguien”. Pero, a decir verdad, resulta bastante simplista medir las equivocaciones o los aciertos de las personas por la edad que tengan.


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Es cierto que, a medida que crecemos y nos desarrollamos, no sólo vanos adquiriendo un nivel mayor de madurez mental, sino también experiencias que nos ayudan a formarnos como personas dentro de la sociedad. Por ello es responsabilidad del adulto, en lugar de estigmatizar a los jóvenes, ayudarlos y acompañarlos a transitar ese camino, inculcando valores que los nutran, aconsejando para que puedan tomar mejores decisiones… No supliendo su voluntad, sino promoviendo su autonomía. Y, sobre todo, enseñándoles desde el amor, para dejarles una huella positiva que les sirva para, el día de mañana, poder dejar la propia.


Si querés conocerme un poco más, podés buscarme en Instagram: @belulombardiii


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