Hoy en día es muy fácil querer igualar la idea de intimidad con tener relaciones sexuales, pero estas últimas son sólo una parte. Imagina que arman un rompecabezas: el acto sexual sería como encajar dos piezas, pero solo esas dos juntas, por más centrales que sean, no te permitirán ver toda la figura, y menos entender qué es.
Necesitan contexto
Siguiendo con el rompecabezas; los diferentes ámbitos de las personas (emocional, intelectual, psicológico, afectivo, espiritual…) son como piezas que deben encajarse para revelar la belleza de la imagen final. Mientras la intimidad en la relación se hace más profunda por medio de la comunicación y del conocimiento mutuo, la pareja crece en sintonía, en esos y otros aspectos.
Hay un orden
Pero hay un truco. Si alguna vez has armado un rompecabezas sabes que lo más sabio es iniciar por las esquinas. Estas esquinas servirán de guía para poder acomodar todas las demás piezas. Algunos ejemplos de esquinas en la vida de pareja son: fe, valores familiares y visión del matrimonio. Si éstas no están en armonía, deberían reevaluar si vale la pena seguir, o si resulta que estás armando tu rompecabezas con piezas de otra caja.
La satisfacción de terminar
Después de tiempo en el proyecto, después de haber tenido un compromiso verdadero y duradero con tu rompecabezas, hasta que la muerte los separe, verás que la figura está casi casi completa; solo faltan las dos piezas del centro. Al lograr ese clic final, sentirán mayor alegría y placer que si las hubieran encajado en el vacío, en la primera cita.
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Al igual que cuando armamos un rompecabezas, todo tiene su orden cuando se trata del conocimiento de la pareja. Si siguen estas claves, culminando en una relación sexual sustentada en el conocimiento y el compromiso para toda la vida, habrán construido con todas las piezas de su intimidad una imagen hermosa: la imagen de un amor para siempre.
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