En la era del mundo digital, con una cultura que ha olvidado que lo íntimo es un valor que debemos preservar, cuidar y promover, nos vemos sumergidos en una sociedad carente de pudor, carente de límites morales, y propensa a realizar acciones sin sopesar las consecuencias de sus actos, y sobre todo, sin medir la magnitud de los daños a largo plazo que algo puede ocasionar en su integridad, principalmente en la sexual. Es en este contexto donde se promueve constantemente la práctica del sexting.
¿Qué es el sexting?
El anglicismo “sexting” proviene de una combinación de dos palabras en inglés: “sex” (sexo) y “texting” (enviar mensajes de texto por celular). Llamamos sexting a la acción de filmarse o sacarse una foto con contenido sexual, erótico o pornográfico, y enviar esas imágenes o videos a una persona de “confianza”, por medio del celular o de otro dispositivo electrónico.
¡Pero también llamamos sexting a una práctica de riesgo! Puesto que los contenidos enviados pueden ser utilizados de forma perjudicial por aquellas personas que los reciben, vulnerando gravemente la privacidad del emisor. Esta tendencia está provocando graves daños psicológicos. Según expertos psicólogos, puede afectar a la salud mental, destruir la autoestima de los actores y desencadenar patologías como depresión y ansiedad.
Falsa confianza, falsa seguridad
Las influencias y modelos sociales que fomentan el exhibicionismo utilizan a momo de consejo dos palabras clave, que —bien vistas— proveen una falsa seguridad: “confianza” y “privacidad”. En el mundo cibernético, no existen ni las personas de confianza ni el concepto de privacidad, porque no es solamente una persona física a quien le estoy compartiendo mi intimidad, sino a toda una nube digital, a la cual no tengo acceso, y sobre la cual no poseo control ni dominio.
Por un lado, tenemos que entender que una vez que la imagen salió de tu dispositivo, ya no te pertenece: quedan en la red indefinidamente y es incluso de dominio público. Por otro lado, aunque se considere a una persona confiable, si en un futuro existe una pelea, o una ruptura —o por simple diversión—, puede ocurrir que este individuo “confiable” comparta tu contenido. Por último, se podría sufrir de robo de dispositivos, o podés ser víctima de un hackeo.
Peligros
Cualquier persona que incurra en la práctica de sexting se convierte en alguien propenso a ser víctima de violencia digital. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de violencia digital? Específicamente a los siguientes tipos de agresión:
#1 Sextorsión
Si tu foto llega a malas manos, podés ser víctima de sextorsion, es decir, de chantaje sexual. Esto implica que te puedan extorsionar a tener relaciones sexuales, o pedirte que realices material pornográfico, a cambio de no hacer pública la imagen que obtuvieron de vos. Esta práctica puede ser llevada a cabo por conocidos, exparejas o desconocidos que han accedido a tu imagen.
#2 Extorsión económica
Consiste en pedir una remuneración a cambio de no difundir tus imágenes de contenido sexual.
#3 Pornovenganza
Luego de una ruptura amorosa, una de las partes exhibe contenido íntimo de su expareja, y lo hace masivo a través de la web, con el objeto de dañar a la otra persona, ya sea impulsado por celos, envidia o resentimiento, buscando perjudicar su imagen.
#4 Trata de personas y/o red de pornógrafos
La difusión no consentida de videos o fotografías eróticas puede hacer que sean publicadas en sitios pornográficos, con lo cual se corre incluso el riesgo de captura y persecución por parte de agentes de trata de personas.
#5 Cyberbulliyng
Hostigamiento a través de medios informáticos, con el objetivo de amenazar, humillar o acosar a una persona.
¿Cómo prevenir estos peligros?
Concientizando sobre ellos, hablando sobre las historias de “packs” filtrados y sobre sus catastróficas consecuencias. También es fundamental cultivando la cultura de lo íntimo y, sobre todo, inculcar valores y trabajar en la autoestima.
Muchas veces, las personas incurren en estas prácticas porque tienen su autoestima empobrecida. Saben que si comparten una imagen erótica recibirán respuestas favorables y halagos por sus atributos: entonces, resulta como una inyección de autoestima. Lo grave de esto es que a muchos se les ha vuelto un vicio realizarlo, porque no han aprendido a cultivar su autoestima de manera saludable, y lo único que consiguen es deteriorar cada vez más su integridad y su salud mental.
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Compartir tu pack puede parecerte muy atractivo y excitante, y llenarte de adrenalina. Pero antes de hacerlo, pensá que una satisfacción inmediata te puede acosar por el resto de tu vida. Recordá que lo importante no es lo que otros ven de vos, sino lo que realmente sos cuando la cámara no te está enfocando.
Por cualquier duda, podés consultarme por Instagram: @pepyecheverria
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