Hablemos de las conversaciones incómodas. Creo que nadie quisiera jamás tenerlas, porque producen en nosotros mucha incertidumbre, no tanto por el contexto, sino porque anhelamos escuchar lo que queremos, y la respuesta “correcta” a todas nuestras interrogantes. ¡Qué difícil debe ser entablar una conversación tan importante, y que no se dé como siempre lo habíamos imaginado o plasmado ilusionadamente en nuestra cabeza!
Por ejemplo, si soy una persona que anhela tantas cosas y tiene muchas convicciones sobre cómo le gustaría crecer en pareja, pero “supongo” que mi pareja también querrá lo mismo que yo…, no puedo simplemente quedarme en la suposición. Necesito enfrentar la realidad y preguntar, conversar, cuestionar. Nadie, pero absolutamente nadie, peca por preguntar. Nadie peca por buscar respuestas. Somos seres que necesitan razones y motivos para estar, y más aún para quedarse.
No tiene sentido ir con tu pareja por distintos caminos; y para ello, si el anhelo es ir en una misma dirección, más allá de suponer que alguna vez alguno de los dos se apiadará del otro, es necesario tener estas conversaciones que, aunque resulten incómodas, por el miedo a enfrentarnos a una respuesta que no queremos, son realmente importantes para conocer lo que esperamos del otro.
Si crecer en pareja quieres, tener estas conversaciones incómodas debes.
#1 Objetivos de vida y hábitos del día a día
Al comenzar una relación, es importante tener objetivos claros, desde lo más simple a lo más complejo- Estos se irán compartiendo en el día a día. Al unir ambos objetivos personales, la otra persona se convierte en apoyo incondicional. De la singularidad, estos objetivos pasan a ser parte de ambos, de un objetivo conjunto; por ello, será necesario el acompañamiento para poder lograrlo. Somos un equipo.
Asimismo, creemos que conocer nuestros hábitos personales resultará provechoso, ya que se podría ir puliendo en el camino tanto lo que gusta como lo que no. Una relación necesita estar llena de vida y dinamismo; conjuntamente con el amor, la confianza y comprensión. Los objetivos le darán un mayor sentido al amor, y las expectativas y esperanzas los llevarán a lograr sus metas en común.
Este será un propósito de mejora, pues tanto saber el norte hacia el que nos dirigimos como la forma en que habitualmente nos comportamos deben ir mejorando, con la meta colectiva de amarse en el día a día, trazando sus propios objetivos en común, e incluso con la finalidad de evitar problemas innecesarios.
#2 Pilares y frutos de una relación: matrimonio e hijos
Conversación difícil, pero obligatoria. Iniciar una vida en pareja conlleva no solo alegrías, sino también intentos de compatibilidad en el pensar. Claro está que somos distintos en muchos sentidos. Somos dos personas totalmente diferentes que se unen para intentar forjar una convivencia saludable; y con ello, resaltamos la importancia de que sea saludable. ¿Para qué? Para que sea provechosa.
Hablar de estos temas —que muchos temen tocar en las primeras citas, por el riesgo a no ser “compatible” con quién estás iniciando una etapa de enamoramiento— termina por ser necesario. Llega un punto en nuestra vida en el cual ya no estamos para perder el tiempo, y menos aún para esperar que mi pareja cambie su manera de pensar por mí. Claro está que se podría intentar por ambas partes llegar a un punto en común, pero para esto necesitaríamos de plena convicción y sacrificio de los dos.
Hay que poder preguntar sin miedo: “¿crees en el matrimonio?, ¿te gustaría casarte?, ¿te gustaría tener hijos?, ¿cómo educaremos a nuestros hijos?, ¿crees en el matrimonio religioso o solo en el civil?”. Todas y cada una de estas preguntas son realmente importantes de hacerse para iniciar hoy por hoy una relación con futuro y planes a largo plazo.
Si nuestras ideas están completamente separadas y desfasadas, preguntar si las respuestas a estas interrogantes son cerradas, o si podrían ir abriéndose y cambiando en el camino. En efecto: si no hay disposición de ninguna de las dos partes a hallar el equilibrio, muy difícilmente se podría prosperar.
Hablar de matrimonio e hijos jamás será un tema fácil, porque incluso conlleva interiorizar tanto en la vida del otro, hasta tocar posibles heridas aún latentes. Pero qué importante es hablarlo en vez de callarlo, para que juntos, si tanto aman y quieren un futuro al lado del otro, velen por tomar la decisión que los haga felices por el resto de sus vidas.
#3 Religión: creencias y convicciones
Una pareja con distintas creencias y convicciones tiene un reto más grande: amarse aún sabiendo que el otro no cree lo mismo que tú. Admirable, sí, pero difícil también… por no decir imposible. Qué increíble ha de ser amar, creer y luchar tanto por algo, para que al final nos topemos con alguien que piensa distinto a nosotros, y no necesariamente esté equivocado.
Cada persona cree en algo distinto, ama y profundiza en un futuro diferente al otro, porque si no, imagínate lo aburrida y convencional que sería la vida. Esta decisión de amar necesita ser libre y gratuita, aceptada libremente sin condiciones. La fe es lo último que se pierde, porque a eso nos aferramos en nuestro crecimiento, es una gracia que transforma nuestras vidas y también la forma en que vemos el mundo.
Y sí, soñamos distinto, pero ojalá y la persona que anhele quedarse a nuestro lado también crea en nuestros sueños. Una pareja que en su día a día y con su pensar distinto logra encontrar el equilibrio para amarse y ser feliz es una pareja que ha madurado. Por esto y más, es importante hablar de cada cosa en la que creemos y de la que estamos convencidos, para que nuestra forma de mirar el mundo no asuste al otro, y más bien quiera conocerla, y viceversa.
Creer distinto no nos hace incompatibles. Sin embargo, es necesario que en la rutina diaria vayamos forjando y preparando las dimensiones de nuestro ser a aceptar lo que el otro también piensa. Hay personas que prefieren a alguien que crea y sueñe como ellos, así como aquellos que deciden experimentar con lo “distinto”; pero lo más importante es que, si ambos lo desean, pueden lograrlo: ir en la misma dirección.
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Es importante recordar que permitir algo pequeño ahora, en medio de una relación que tú esperas que sea hasta el matrimonio, es la puerta para que luego no puedas detener aquellas cosas con las que no estás de acuerdo.
¡Estamos a tiempo de vivir y experimentar estas conversaciones que incomodan, pero que serán solamente el primer gran paso para gozar de una relación que me haga ser y sentir libre! Nunca es tarde para iniciar con una de estas preguntas.
Atte.,
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