La sexualidad se refleja en cada faceta de la vida humana. Es más: gran parte de nuestros triunfos y fracasos se relacionan estrechamente con nuestro buen o mal desarrollo de la sexualidad. Y esto dependerá, en gran medida, de nuestra autoestima, ya sea sana o empobrecida.
Hablemos un poco de la autoestima
Me encanta la definición que da el terapeuta gestáltico Jorge Bucay, en su libro De la autoestima al egoísmo: para él, la autoestima es “el resultado de lo que los demás y nosotros mismos esperamos ser, contra lo que realmente somos”.
En simples palabras, todo nuestro núcleo social —comenzando por la familia, los amigos y los maestros, entre otros— nos ha dejado una gran cantidad de ideas, de conceptos y de información que nos orientan a perseguir un ideal. Este concepto es generador de conflicto, ya que, cuando nos vemos al espejo y no somos lo que —según lo que demanda nuestro círculo social— debemos ser, primero nos rechazamos a nosotros mismos. Luego, entramos en un mecanismo de autoexigencia para cambiar. Finalmente, cuando, por mucho que nos esmeremos, no conseguimos lograrlo, viene la frustración. Y con ello, la sensación de fracaso. Esto es lo que llamamos “autoestima baja”.
La autoestima baja sin dudas afectará nuestra sexualidad
La autoestima sexual influye en las decisiones que tomamos en nuestras relaciones íntimas, lo cual se verá reflejado en el grado de satisfacción que podemos dar y alcanzar. Si no nos sentimos seguros con nosotros mismos, difícilmente disfrutaremos de nuestra sexualidad.
Nuestro cuerpo fue preparado para experimentar placer: este constituye uno de los regalos más lindos que nos hizo nuestro Creador. Pero a veces nos hallamos tan cargados de tabúes, de inseguridades, de miedos, de frustraciones, de vergüenzas, de sentimientos de culpabilidad, de dolores…, ¡que lo que menos hacemos es disfrutar!
Trabajar nuestra autoestima sexual nos ayuda a sentirnos deseados, a saber disfrutar, y a poner límites en las relaciones sexuales. Si no trabajamos en ella, jamás veremos ni viviremos la sexualidad como un obsequio. También tengamos en cuenta lo siguiente: un cuerpo que sintió dolor es un cuerpo que va a necesitar sanar para sentir placer.
Los 5 lenguajes del odio
Así como todos en algún momento de nuestras vidas hemos aprendido acerca de los 5 lenguajes del amor para interpretar al otro y para comunicarnos mejor con él, también existen los 5 lenguajes del odio. Aunque nadie nos los enseña, no lo necesitamos: aprendemos muy bien a usarlos con nosotros mismos. ¡Parece que nos encanta sabotearnos!
#1 Comparación
Este lenguaje se da sobre todo en las mujeres. Los cirujanos plásticos aseguran que, cuando las mujeres van a sus consultorios, no buscan una mejoría personal, sino “parecerse a…” (la cola de Jesica Cirio, los labios de Angelina Jolie, las piernas de Pampita, etc.). Constantemente nos encontramos mirando a las mujeres famosas y comparándonos con ellas; luego vamos al espejo, y nos criticamos a nosotras mismas.
Desafortunadamente, los medios de comunicación, las películas y la publicidad nos han enseñado, en el caso de las mujeres, que para ser sexis tenemos que ser jóvenes, bellas, altas, esculturales… Y, cuando nos comparamos con esas modelos, obviamente nos vemos distintas (¡y cuánto!). De ahí que con frecuencia muchas se sienten intimidadas, lo cual puede desembocar en diferentes disfunciones sexuales, como falta de libido o de orgasmos, e incluso se llega el punto de querer evitar las relaciones sexuales.
Mujer: ¡compararte es un atentado contra vos misma! Tenemos que entender que el placer es independiente de la forma de tu cuerpo.
#2 Dependencia emocional
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por la creencia de una persona de que no vale lo suficiente; en consecuencia, busca su seguridad continuamente en los demás, en factores externos, sin confiar en su criterio interno y en sus recursos.
#3 Falta de confianza
Hoy confiar parece un verbo de alto riesgo —¡un riesgo que nadie quiere correr!—. Hay que confiar en que, si tu pareja te está diciendo que te ves bonita, que te ves bonito, que le encanta tu cuerpo y que le produce placer, te está diciendo la verdad. La confianza en lo que te dice el otro es fundamental. ¡Sin confianza, resultará muy difícil disfrutar de un orgasmo! Si no soy capaz de dejarme llevar y confiar en mi pareja, no seré capaz de disfrutar del sexo.
#4 Falta de autenticidad
Da miedo mostrarnos tal como somos, expresar lo que sentimos, pedir lo que deseamos. Pero es necesario eliminar las máscaras y relacionarnos de manera saludable. Si te sientes sexi y tienes en tu interior la seguridad de serlo, lo vas a proyectar. Recuerda que el lenguaje no verbal comunica dos terceras partes del mensaje: si vas seguro, tranquilo y con ganas de pasarla bien, ¡lo conseguirás! Olvídate de ideas locas, como tratar de ser el estereotipo de femme fatale que vemos en las películas: ¡no hay nada mejor que ser uno mismo!
#5 Desilusiones
¡Uf! La frase que más escucho es “ya no es como al principio”. ¿De quién es la culpa: del que desilusiona o del desilusionado?
Cuando comenzamos con algo nuevo, estamos llenos de ilusión y expectativa. El enamoramiento hace que nos centremos irremediablemente en las cosas buenas del otro, y que obviemos las malas. Con toda esta información errónea, nos formamos una imagen idílica de la persona que, con poco que nos guste, será mucho mejor en nuestra mente que en la vida real. Podría decirse que este modo de generarnos ilusiones y expectativas es universal.
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Amar es respetar, y comienza por uno mismo. Mucho se habla en estos tiempos de la autoestima; está en auge el “amor propio”. Paralelamente, también se habla mucho de sexualidad, más bien, hay mucha información acerca de ella dando vueltas. Esto nos posiciona en una supuesta “libertad sexual”, que en muchos casos no constituye más que una falsa seguridad de que la estamos viviendo a pleno.
Autoestima y sexualidad no pueden seguir siendo simplemente una yuxtaposición de áreas: deberían convertirse un híbrido puro, para crecer y disfrutar del placer de la sexualidad en el matrimonio de manera integral, sin reservas, sin dolores, sin inseguridades. Fomentar el trabajo de la construcción de una autoestima sexual positiva me parece uno de los ejes fundamentales para lograr ese punto de inflexión que con conduzca al clímax perfecto.
Me alegra sumarme al Team con este primer artículo y los invito a buscarme en Instagram: @pepyecheverría
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