A lo largo de mi vida, me ha costado serme fiel: ser fiel a quien soy, a mis valores y principios. Cuesta, y mucho. En estos últimos años, en los que he ido trabajando en mí misma con más profundidad, me he dado cuenta de algo. Claro que sí, cuesta; pero no es algo imposible. Y lo mejor de todo es que cuando lo logras te sientes muy bien, te sientes más pleno. Por eso, en este artículo quiero darles algunos consejos que los pueden ayudar a mejorar en este campo de la fidelidad a uno mismo.
Autoconocimiento: ¿quién soy?
El primer paso para sernos fieles es conocernos: si no nos conocemos, no sabemos realmente a qué es a lo que estamos siendo fieles. Es importante, sobre todo, que conozcas tus valores y principios, ya que estos son los que rigen tu vida y tus decisiones. Te recomiendo que hagas una lista de los valores y principios que son más importantes para ti, y luego escribas por qué lo son. Esta última parte es clave, así que no dejes de hacerla. Cuando entendemos por qué un valor o un principio son relevantes para mí, entonces a la hora de ponerlo en práctica o de decidir si le seré fiel o no, será más fácil optar por el camino de la fidelidad. De lo contrario, tendemos a dejarlo a un lado y actuar de forma contraria.
Dirección ¿hacia dónde voy?
Una vez que sabes quién eres, es importante también saber hacia dónde vas. ¿Qué quieres en la vida? ¿Qué metas tienes? ¿Cuál es tu propósito o misión? Al tener esto claro, va a resultar más fácil también sernos fieles. ¿Por qué? Porque así podemos tomar decisiones más claras respecto de qué pasos dar y hacia qué dirección caminar en la vida. Seamos fieles a esta misión, a nuestras metas.
Si yo sé, por ejemplo, que irme a estudiar una maestría ayudará a mi misión, lo haré. Lo haré, aunque me dé mucho miedo. Porque eso es serme fiel. Otro ejemplo: si estoy en una relación en la que mi pareja no quiere tener hijos y yo sí, entonces serme fiel sería salirme de esa relación, porque quedarme ahí no me llevará a lo que yo quiero.
Comunica tus valores y metas
Tener un grupo de apoyo conformado por tus familiares y amigos más cercanos te ayudará. Comunica las respuestas a las preguntas anteriores a estas personas: de esa forma, ellos podrán animarte, o guiarte si ven que vas desviado. Solo comunícalo con quien tú te sientas cómodo.
No ser duro con uno mismo
Si caigo, lo más importante es volverse a levantar: este punto es muy difícil de poner en práctica, porque solemos ser muy exigentes con nosotros mismos. Si fallamos una vez, comenzamos a castigarnos, y nuestro diálogo interno se vuelve muy duro. Tengamos claro que todos somos humanos, y que fallar es de humanos. Seguramente vamos a caer y no siempre logremos sernos fieles. Eso no es problema: el problema es rendirnos. Lo que debemos hacer ante estas situaciones es levantarnos y seguir luchando y trabajando, para que cada vez podamos sernos más y más fieles.
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La fidelidad a uno mismo es un camino difícil, pero cada vez que te eres fiel sientes una felicidad tan grande que vale totalmente la pena. Ánimo si estás en esta lucha, persevera, no te rindas porque esto te ayudará a sentir cada vez más pleno, más tú.
Cualquier duda o comentario que tengas, puedes buscarme en mis redes @unapropuestadeamor.
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