Advertencia: El contenido de este artículo puede llegar a ser bastante explícito y herir algunas sensibilidades. Si bien la traducción atenúa algunas expresiones, hemos querido que mantenga algo de la crudeza original para acercar al lector, con un mayor realismo, el drama que atraviesan los jóvenes por la exposición a la pornografía. Por eso mismo, en Ama Fuerte promovemos las relaciones sexuales sanas en el contexto del Matrimonio.
Por: Fight the new drug*
Una chica en edad de escuela secundaria contó que, hace poco, un chico le dijo: “Si me haces sexo oral, te daré un beso”. Según una encuesta reciente, un desgarrador 31 % de las adolescentes encuestadas dicen que han participado en actos sexuales sin siquiera haber dado un beso en primer lugar.
Muchas chicas jóvenes crecen soñando que su primera relación romántica será especial: tomarse de las manos, o darse un beso con un chico que las respeta y las cuida. Sin embargo, la dolorosa realidad de la vida sexual de muchas adolescentes incluye abusos, agresiones y manipulación. Son relaciones sexuales alteradas por la pornografía.
Historias reales de expectativas sexuales inspiradas en la pornografía
Una chica en edad de escuela secundaria contó que, hace poco, un chico le dijo: “Si me haces sexo oral, te daré un beso”. Un impactante 31 % de chicas adolescentes indicaron que han participado en actividades sexuales sin siquiera haberse dado un beso, según una encuesta reciente de The Daily Mail realizada a 2000 jóvenes de entre 16 y 21 años. En ella, descubrieron que hay un número alarmante de chicas presionadas a realizar actos extremadamente explícitos, como resultado de la cultura del porno desenfrenado entre los jóvenes.
Zara Matthewson, actualmente una estudiante del primer año de la universidad, sufrió una experiencia similar devastadora con su novio cuando solo tenía 16 años. “Un día, me desperté y vi que había corrido mi ropa para sacarme fotos íntimas con la cámara de su teléfono. Primero lo negó, pero luego dijo que no estaba haciendo nada malo”. Durante los siguientes meses, su actitud frente al sexo y su trato hacia Zara habían empeorado. Empezó a tocarla mientras estaba dormida para forzarla a tener relaciones sexuales, y realizaba actos extremos con ella que había visto en contenido pornográfico.
“Finalmente, luego de meses de que me escupiera, me estrangulara, me azotara y me forzara a tener sexo oral y vaginal, entre otras cosas, le dije que ya había tenido suficiente”, afirmó Zara. Confesó que le llevó mucho tiempo dejar esa relación, porque el acoso sexual a chicas jóvenes estaba muy normalizado. “Los maestros nos decían que ‘los chicos son así’ y que las chicas no deberían hacer un escándalo por ello”, indicó. “Cuando le conté a un miembro del personal escolar las cosas extremas que mi novio me hacía, su respuesta fue: ‘Estoy segura de que se le va a pasar’”. Esta es solo una experiencia de miles de otras —lamentablemente comunes— entre las adolescentes.
El efecto devastador de una educación pornográfica
Lo que The Daily Mail buscaba a través de su encuesta era ver cómo el fácil acceso a pornografía en línea, que muestran un sexo deshumanizado y brutal, afecta a los adolescentes y a sus actitudes y comportamientos relacionados con el romance, la intimidad y el consentimiento.
Aquí hay algunas estadísticas preocupantes que surgieron como resultado de la encuesta:
1 de cada 3 adolescentes encuestadas que han tenido relaciones sexuales han probado el sexo anal (más de la mitad lo hicieron antes de cumplir 17 años).
Alrededor del 23 % de las jóvenes encuestadas que han tenido sexo anal lo hizo para evitar el uso de anticonceptivos.
Al contrario de la percepción común, no se observa ninguna diferencia entre el porcentaje de chicas y el de chicos que consumen pornografía. La encuesta mostró que un 55 % ha visto pornografía, y un 59 % de ellos lo ha hecho antes de cumplir 16.
Las chicas miran pornografía con menor frecuencia. La encuesta arrojó que un 11 % veía algunas veces a la semana, comparado con un 40 % de chicos.
La encuesta reveló que los chicos comúnmente ven pornografía por placer, mientras que las chicas lo utilizan más como un manual de instrucciones, lo que las lleva a creer que deben ofrecer algo sexual a cambio de muy poco.
El 85 % de las chicas encuestadas que dijeron que han tenido relaciones sexuales, han tenido sexo oral, con más de un tercio que lo han hecho antes de los 16. Un poco más de la mitad dijo que fue una buena experiencia, en comparación con el 70 % de los chicos que afirmaron lo mismo.
Casi 1 de cada 5 chicas dijeron que tuvieron sexo anal luego de perder la virginidad. El sexo anal es comúnmente el primer acto que una persona con curiosidad sexual encuentra en los principales sitios pornográficos (el sexo vaginal es ampliamente considerado como demasiado “convencional” para mostrarse solo, sin otra cosa).
Alrededor del 40 % de las encuestadas que han tenido relaciones sexuales declaró que les han realizado actos sexuales mientras estaban desmayadas, dormidas o inconscientes.
El 46 % de las encuestadas dijo que nunca había tenido ninguna lección sobre pornografía en la escuela. Entre quienes sí tuvieron, el 54 % dijo que ya habían visto pornografía para cuando tuvieron esa lección.
El 71 % de las encuestadas dijo que sus padres nunca les hablaron sobre pornografía. Entre quienes sí hablaron de eso con sus padres, el 39 % dijo que esto ocurrió después de que ya hubieran visto pornografía por su cuenta.
Además, un informe reciente de la Oficina de Estándares en Educación, Servicios y Habilidades para Niños (Office for Standards in Education, Children’s Services and Skills) del gobierno del Reino Unido reveló que 9 de cada 10 chicas adolescentes reciben insultos sexistas y se les envían fotos explícitas no deseadas en la escuela. También, según un estudio publicado en la revista BMJ Open, el sexo anal se ha convertido en otro “requerimiento por cumplir” entre chicos jóvenes, quienes suelen competir entre ellos para ver quiénes pueden convencer a las chicas de que lo hagan.
La violencia sexual no es extraña entre adolescentes
Melinda Tankard Reist, autora de Big Porn Inc: Exposing The Harms Of The Global Pornography Industry (Big Porn Inc: la exposición de los daños de la industria mundial de la pornografía), describe a las niñas de hoy que crecen en una cultura en la que se espera que brinden actos sexuales como muestras de afecto.
“Muchas chicas parecen desconectadas de su propio sentido de placer o intimidad. El indicador principal de un ‘buen’ encuentro sexual es si el chico lo disfrutó”, explica. Cuando Reist les preguntó a chicas de 12 y 13 años cómo sabían si un chico gustaba de ellas, su respuesta fue: “Si él todavía quiere hablarte luego de que le hayas hecho sexo oral”.
Yasmin, quien hoy tiene 18 años, sufrió este abordaje agresivo, que se ha convertido en algo común entre muchos adolescentes. Cuando tenía 14 años, estaba hablando con un compañero de clase en el banco de un parque mientras esperaba que la recogieran luego de una fiesta de cumpleaños. “Se sentó a mi lado y hablamos por algunos minutos. Creo que había estado bebiendo porque de repente se acercó para darme un beso”, contó. Yasmin se alejó, pero el chico insistió enérgicamente. “Puso su mano detrás de mi cuello y la mantuvo allí, y metió su otra mano en mis pantalones. Me congelé y le dije ‘Pero no quiero’, y él dijo ‘No seas una de esas chicas’. Cuando empezó a ejercer más presión, me escabullí y escapé”.
Al día siguiente, se escondió en el baño, para evitar encontrarse con ese chico en la escuela. Algunos días más tarde, directamente dejó de asistir y reportó el incidente a sus maestros y a la policía. Ambos le dieron la misma respuesta: no podían hacer nada, ya que no hubo testigos. Y, además, recibió una amonestación por inasistencia. Yasmin, quien se ha visto profundamente afectada por el incidente, comparte: “Lo que en verdad me traumatizó fue el nivel de agresión que utilizó, lo rápido que fue de cero a cien. Él era parte de un grupo popular en la escuela, que sabía mucho sobre sexo y hacían preguntas muy explícitas, lo que me hacía entender que habían visto mucha pornografía. Creo firmemente que él esperaba obtener de inmediato lo que había visto allí. Me preocupa que nunca encontraré un chico que me trate bien. Me hizo pensar: ‘¿Es así como merezco ser tratada por los hombres? ¿Es esto realmente todo lo que valgo?’”.
Sophie* (su nombre fue cambiado), una estudiante de 18 años de una escuela en el norte de Londres, contó que su novio le insistía constantemente para que tuvieran sexo anal. “Al principio, mi novio me insinuó que, si realmente me gustaba él, debía intentarlo. Cuando le dije que no me agradaba la idea, el seguía diciendo que cómo sabía que no me gustaba si nunca lo había hecho. Me insistió tanto —y me dijo que todos lo hacían— que pensé que, si no lo hacía, encontraría a otra chica que quisiera hacerlo”. Luego de tomar media botella de vodka en su habitación para intentar relajarse, Sophie le hizo caso a su novio. Luego de eso, siguieron días de sangrado y dolor.
Kitty Wenham, quien ahora tiene 24 años, también afirma que consumir pornografía cambió sus expectativas con respecto al sexo y la intimidad: “Los chicos han querido abofetearme y estrangularme durante el sexo, siempre sin preguntar. No fue hasta luego de que tuve sexo por primera vez a los 17 que vi pornografía. Fue como algo educativo: ‘¿Entonces esto es lo que se supone que debo hacer?’. El sexo oral es algo que definitivamente esperan que hagas, y no es algo mutuo. Recuerdo haber pensado ‘Esto es desagradable’”.
“La mayoría de los chicos con los que pasé la noche han querido estrangularme durante el sexo”, contó Kitty. "La cantidad de veces que un hombre me ha golpeado sin preguntar... me han abofeteado bastante fuerte. Nunca preguntan '¿Te gusta esto?' Se ha vuelto normal".
Victimizados por el porno
No te equivoques: las jóvenes no son las únicas víctimas. Muchos chicos están expuestos a la pornografía a una edad temprana, lo que puede influenciar su comprensión del sexo y dar forma a sus patrones sexuales. Pero es importante reconocer claramente el impacto que la cultura de la pornografía y las actitudes y los comportamientos de los chicos, ya sea de manera inadvertida o intencional, están teniendo en las chicas.
Algunos padres pueden leer esto y no creer que su hijo podría tener este tipo de comportamiento. Tengan en cuenta que no todas las personas que miran pornografía se volverán violentas o incluso adictas.
De todas maneras, consideren lo que el informe nos muestra sobre el potencial impacto que tiene la pornografía en sus consumidores: cualquier individuo que consuma pornografía tiene más probabilidades de ver a las mujeres como objetos sexuales y tener menos empatía con ellas. Un estudio que se encuentra en los Archivos de Violencia Sexual, realizado en 2019, reveló que los adolescentes que son expuestos a pornografía violenta tienen dos o tres veces más probabilidades de usar la violencia contra sus parejas sexuales, en comparación con chicos que no han visto ese tipo de contenido.
En pocas palabras, existe una necesidad urgente de brindar mejor información sobre el sexo para niños. La pornografía violenta se ha convertido en su principal fuente de educación, y merecen y necesitan algo mejor. Kitty dice que a las mujeres se les ha enseñado a “aceptar la brutalidad… porque nadie nos dice lo contrario. Cuando era más joven, me llevó mucho tiempo entender que no tenía que ser sumisa o someterme a situaciones violentas. He pasado la noche con hombres que genuinamente no se dieron cuenta de que me habían agredido porque, por culpa de la pornografía, están convencidos de que esto es lo que las mujeres disfrutan”.
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Lo que tanto los chicos como las chicas ven en la pornografía, y lo que luego se representa en los encuentros sexuales abusivos, no consensuales o coercitivos, está dando forma a la manera en la que los jóvenes se ven a sí mismos, a los demás y al mundo. Ellos valen más que tener sus historias y expectativas sexuales dictadas por la pornografía. __
* Fight the new drug es una organización no religiosa y no legislativa que existe para brindar a las personas la oportunidad de tomar una decisión informada con respecto a la pornografía al crear conciencia sobre sus efectos nocivos utilizando solo la ciencia, los hechos y los relatos personales.
Este artículo fue adaptado y traducido al español por la traductora del Ama Fuerte Team, @sophie.des. El título original es: Hacer sexo oral antes de besar: cómo la cultura porno ha cambiado los primeros encuentros sexuales de los adolescentes.
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