Con frecuencia cuando se da una discusión de pareja o cuando surgen problemas en una relación, hay una palabra que parece crucial. Respeto. Cuando alguien falta el respeto al otro se ha cruzado una línea roja que es difícil de perdonar. Y es que el respeto es clave para que una relación funcione de una manera sana. Pero ¿qué es realmente una falta de respeto? ¿Se puede perdonar? ¿Se debe perdonar?
Respeto, punto de quiebre
Cuando preguntas a matrimonios y parejas de novios sobre cuáles son para ellos las claves para que funcione bien una relación, hay conceptos que siempre salen, pero que no siempre son sencillos de definir ni de concretar: la complicidad, la sintonía, el respeto.
El respeto es algo que casi todos consideramos fundamental. “Me ha faltado el respeto”, “eso ha sido una falta de respeto”, “yo puedo perdonar casi todo, pero las faltas de respeto es una red flag”. Quizás puedo estar de acuerdo en que esto es importante en la relación de pareja, pero luego, cuando entras en profundidad, resulta interesante ver en qué ha consistido exactamente la falta de respeto y qué hay detrás de una actuación que se considere como tal por parte del otro.
¿Qué es el respeto?
El respeto es tener presentes los límites. Los propios y los del otro. Es como la frontera que delimita nuestra intimidad, nuestro sentir, nuestra sensación de seguridad y libertad. Hay faltas de respeto que son claras: un reproche, un desprecio, un insulto y, por supuesto, cualquier tipo de violencia verbal o física es traspasar esos límites obvios en cualquier relación humana. Son faltas porque traspasan esos límites de nuestra integridad como persona.
Sin embargo, esos límites muchas veces pueden ser subjetivos y variables. Cuando alguien los cruza podría sentirse como una falta de respeto sin que el otro se diera cuenta, aunque a nosotros nos parezca obvio.
Por lo tanto, es necesario:
#1 Conocerte bien: saber cuáles son los límites básicos que no debes dejar rebasar y también conocer los límites subjetivos que para ti resultan faltas de respeto.
#2 Respetarte primero a ti mismo y transmitir al otro esos límites de modo que el otro los tenga claros y trate siempre de no rebasarlos: lo que te molesta, lo que te gusta o no te gusta, lo que necesitas, lo que sientes. ¿Cómo te conoces? ¿Conoces estos límites?
#3 Respetar los límites del otro. Pero para hacerlo primero tendrás que conocerlos. Lógicamente están los limites básicos, pero puede haber más puntos sensibles y no tan conocidos que el otro debe saber para poder guardarte ese debido respeto. ¿Conoce tu pareja cuáles son tus límites? ¿Se los has comentado alguna vez? ¿Lo habéis hablado alguna vez con calma, sin que sea en medio de una discusión?
#4 Cuando el otro traspasa esos límites tú lo consideras como una falta de respeto. ¿Te han faltado el respeto? ¿Qué límite se ha cruzado? ¿Es algo objetivamente grave? ¿Has tenido ocasión para comentarlo de forma calmada con el otro? Si te ha pedido perdón ¿Has llegado a perdonar?
#5 Y tú, ¿crees que le has faltado el respeto alguna vez al otro? ¿Te has dado cuenta o te lo ha dicho? ¿Fue algo consciente o inconsciente? ¿Llegaste a pedir perdón? El perdón siempre tiene cabida. Para las faltas de respeto también. Es importante sacar aprendizaje para que el otro conozca los límites y aprender para no volver a rebasarlos.
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Para guardar el respeto es fundamental fomentar la buena comunicación: conocer y transmitir los limites propios, conocer y no rebasar los límites del otro. Y, finalmente, cuando se rebasen, saber decirlo con calma y buenas palabras, pedir perdón y perdonar, para así aprender y que no vuelva a ocurrir.
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