Ante una caida o resbalón en el ámbito de la sexualidad, podemos reaccionar de diferentes maneras. Sabemos que, como seres humanos, somos complejos y ninguno igual a otro. Y en algunos casos, podemos tener pensamientos que no nos ayudan a levantarnos. En el articulo de hoy, proponemos 4 pensamientos equivocados que hay que evitar, y que pueden surgir cuando tenemos alguna caída en este ámbito:
1. No pasa nada, nadie me ve
Hay una frase que dice: “el que no vive como piensa, termina pensando como vive.” Es usual, lamentablemente, que a medida que las caídas se van haciendo más frecuentes, queramos auto-convencernos de que, al final, lo que hacemos no es tan grave o no pasa nada porque nadie nos ve. Aquí surgen dos problemas.
El primero es que no me estoy contando verdad. Estoy cediendo ante mis caídas, estoy dejando que se impongan mis derrotas. Y, en segundo lugar, si bien es cierto que nadie nos ve, también es cierta la frase que dice: “domínate y dominarás el mundo”. Dicho de otro modo, la clave para el éxito personal son las victorias privadas, aquellas que nadie ve, pero que nos van haciendo más fuertes, saludables y líderes para forjar nuestro propio destino.
2. Me paro y sigo adelante como si nada
Si bien es sumamente importante esta actitud, también vale la pena no pasar por alto la razón o las razones por las cuales estoy cayendo. Las caídas son solo la punta del iceberg. Puede haber muchas razones de fondo por las cuales una persona busca sentirse bien con algo que sabe que no le hace bien.
Usualmente, esto se relaciona con realidades internas, como una vida con poco horizonte, frustración, sentimientos de inferioridad, etc. Es bueno hacer un alto en el camino y preguntarme: ¿Qué me está queriendo decir todo esto que me sucede?
3. Seguro soy el único o la única con estas dificultades
Este es un pensamiento frecuente vinculado con la desesperanza. Hay una “buena” noticia: no eres el único o la única que tiene estas luchas. No estás solo ni sola. Hay muchas personas que están pasando por luchas como la tuya. Lo alentador es que, uniendo fuerzas, es más fácil vencer. Es importante que te hables positivamente. De poco sirve que te castigues cada vez que haces algo que no quieres.
4. No se lo puedo contar a nadie
“¿Qué van a pensar de mi?” Este es un pensamiento muy frecuente y el que lleva a muchos a “tirar la toalla”. Esconder la caída puede empeorar la situación. Es cierto, no es fácil contárselo a alguien, pero es sumamente necesario que lo hagas. Porque un dolor compartido es un dolor partido a la mitad. Y la acción de compartir ayuda a recuperr la esperanza, la confianza y la alegría. Nadie te va a juzgar. Todos y cada uno tenemos distintas luchas. Anímate a abrirle el corazón a alguien de tu confianza y verás cuánto se estrecha ese vinculo.
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