Posiblemente te preguntes por qué hablamos de la llegada de un hijo aquí... ¿Acaso no hablábamos de amor? ¡Tranquilo! No queremos convertir este espacio en un blog para mamis y papis. Pero cuando llega un hijo a una relación, las cosas cambian. Digámoslo así: la pareja es puesta a prueba, y es mejor estar preparados para el desafío.
Hoy queremos contarte a ti, que aún ves como algo muy lejano el recibir un hijo, o ya estás esperándolo, o bien ya lo recibiste, algunas enseñanzas que aprendimos con la llegada de nuestra hija, Amara, para que exprimas el mayor jugo de las buenas experiencias y minimices los riesgos de herirte a ti y a quien has elegido como compañía para el resto de tu vida.
1. No se conviertan en extraños
Una vez alguien nos dijo que un error que suelen cometer las parejas con hijos es estar tan ocupados siendo padres que olvidan ser esposos, y luego de muchos años, cuando lo hijos son independientes, cada uno se descubre conviviendo con un desconocido.
Todos el tiempo compartido juntos antes de la llegada de los hijos no es suficiente para conocer al otro, porque en una pareja hay que conocerse todos los días, y la paternidad no es la excepción. Te invitamos a mirar al otro, a redescubrir al otro, y descubrirte a ti mismo en este nuevo rol. La paternidad nos enriquece: anímate a amar también a ese padre o madre que parece una persona nueva, distinta, pero es la misma persona que elegiste una vez.
2. Recuerden juntos
¿Has oído hablar de la etimología? Es una disciplina que estudia el origen de las palabras y la evolución de su forma y significado, que bien nos puede ayudar aquí. ¿Sabías que “recordar” proviene de dos palabras en latín? Se trata de re, que significa “de nuevo”, y cor, que significa “corazón”. Así que, en cierto modo, recordar es “pasar de nuevo por el corazón”.
Como la etimología implica “volver a las raíces”, la llegada de un hijo es una buena ocasión de volver a “pasar por el corazón” esos recuerdos y experiencias que marcaron nuestra vida de pareja, que explican por qué hemos construido un camino juntos y llegado aquí. O sea, nuestras propias raíces.
Repasar esos hermosos momentos será una buena herramienta a la que acudir cuando la paternidad te produzca sinsabores —como el despertar a trasnoche, reparar lo que tu bebé rompe o ensucia, o simplemente no poder disfrutar de un salida como las de antes.
3. Tómense tiempo para dos
Claro que no queremos dejarte con la idea de que ser padres es añorar aquellos momentos del pasado con nostalgia. ¡Para nada! El amor de pareja tiene que seguir alimentándose. Ese “fuego” que aviva su vínculo a diario tiene que continuar ardiendo para “abrigar” al hijo o hija que va a venir o que ya ha venido.
Por eso, procúrate momentos para disfrutar con él o ella a solas. Puede ser mientras el bebé duerme. Pero es mejor si logran “desconectarse” por unas horas y “recordarse” como simples novios en una salida habitual.
4. Estén preparados
Dijimos que este post también es para quienes aún ven la llegada de un hijo como algo lejano. Creemos que el secreto para que una relación crezca al ser padres está en construirla sobre bases sólidas. Si estás noviando, ¿acaso crees que él o ella están ya preparados para asumir la responsabilidad de un hijo? Si no, actúa en consecuencia y no se expongan a riesgos innecesarios.
La relación que construyas, el camino que recorras con él o ella, te preparará para afrontar los desafíos que la paternidad les pueda presentar. No te apresures a quemas etapas, dale tiempo al tiempo. Asegúrate de conocer a esa persona con sus claroscuros, aprende a amarla a pesar de aquello que te disgusta, y asegúrate de colaborar para que él o ella sea la mejor versión de sí mismo o de sí misma —y viceversa.
5. Un compromiso de ambos
Cada proyecto que encares en tu vida de pareja —un viaje, el casamiento, o la compra de una casa— solo podrá ser exitoso si cuenta con el compromiso pleno de los dos. La paternidad no es la excepción. Por eso, marido y mujer se necesitan mutuamente para poder ser también padre y madre.
Aquí es importante poder colaborar el uno con el otro en sus tareas para que ninguno de los dos sienta que carga solo con el peso de la responsabilidad. Compartir los quehaceres del hogar, la rutina del bebé y sus juegos también fortalecerá la vida de pareja de una manera impresionante. Cuando sea el momento, anímate a descubrirlo.
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