Ser sexualmente activo implica asumir la posibilidad de un embarazo. Lo ideal es que ambos asuman esta posibilidad y tomen juntos una postura frente a ella. Cuando una de las partes es indiferente, ello repercute en la vida sexual de los dos, pues la participación de ambos no será igualmente plena durante la relación sexual. La unión que implica la relación sexual debería verse reflejada también en una misma actitud frente a un posible embarazo, así como en un acuerdo sobre las medidas concretas que se tomen al respecto. Frente a esto, ¿qué diferencia hay entre el uso de anticonceptivos y de métodos naturales?
Anticonceptivos y métodos naturales
Se entiende por anticonceptivo todo aquello que, de manera artificial, busca impedir la concepción. En este grupo se encuentran los métodos de barrera (preservativo masculino o femenino, diafragma, etc), los métodos hormonales (pastillas anticonceptivas, DIU hormonal), los dispositivos (como el DIU), y los métodos quirúrgicos (vasectomía y ligadura de trompas).
Los métodos naturales, en cambio, son sistemas que buscan comprender el ciclo de la mujer llevando un registro del mismo a fin de conocer el tiempo de la ovulación. La ovulación es el único momento de fertilidad de la pareja. La finalidad de los métodos naturales es brindar a la pareja una herramienta que les permita vivir su vida sexual con más libertad. Mediante su uso, la pareja puede elegir cuándo buscar un embarazo y cuándo evitarlo.
Respecto de su efectividad, no hay una diferencia significativa entre los anticonceptivos y los métodos naturales. La principal diferencia radica en su finalidad.
Finalidad de los anticonceptivos
Los anticonceptivos son un mecanismo que busca anular la fertilidad de la pareja. Al hacerlo, ¿no transmiten la falsa idea de que el embarazo es imposible? ¿Cuántos usarios en el día a día olvidan que estos no son 100% seguros? Algunos incluso atentan contra la salud de la mujer, o implican la mutilación de un órgano sano.
Los anticonceptivos siempre buscan evitar el embarazo. No hay un aprendizaje respecto del propio cuerpo o de la fertilidad. No permiten valorar la fertilidad del varón y de la mujer. Más bien, se presentan como una alternativa a ésta, que sería una suerte enfermedad que hay que curar. Buscan impedir, inhibir, o revertir lo que naturalmente se da en el cuerpo o en la relación sexual. Una fertilidad saludable es vista como un mal del que hay que deshacerse, al menos temporalmente.
Finalidad de los métodos naturales
La finalidad de los métodos naturales es educativa. El reconocimiento de los ciclos educa tanto al varón como a la mujer respecto de la salud propia y de la pareja. Los métodos naturales están centrados en apreciar la salud, y usan el reconocimiento de los ciclos de ella para que la pareja conozca sus momentos de fertilidad. La pareja puede así vivir una relación sexual con una aceptación total de la otra persona, donde nada de ésta es mutilado o inhibido. Se puede evitar un embarazo sin ver la propia fertilidad como una carga.
Los métodos naturales son un sistema versátil, pues, mediante ellos, la pareja reconoce también cuándo es su tiempo de fertilidad, en caso quieran buscar el embarazo. Han llegado incluso a transformarse en una verdadera herramienta en lo que respecta a la salud ginecológica. Por ejemplo, con el Modelo Creighton y la Naprotecnología se puede tratar la infertilidad.
Balance final
Los métodos naturales son un programa integral que abarca distintas dimensiones. Por un lado, enseñan a la mujer a conocer su propio cuerpo —que es la educación sexual básica a la que toda mujer debe tener acceso—. Por otro lado, enseñan al varón a asumir su fertilidad lineal y continua; y le dan también la posibilidad de conocer el rico y variado mundo de la fertilidad femenina. De esta manera, conociendo y reconociendo el valor de la fertilidad de ambos, la pareja tiene la posibilidad de ejercitar su sexualidad de una manera más libre, responsable y plena.
La diferencia con los anticonceptivos radica en el lugar que le dan a la fertilidad. No es lo mismo asumirla, respetarla, e incorporarla a la vida de la pareja que ignorarla o inhibirla. Los anticonceptivos hacen que el embarazo sea visto con miedo, como un mal que hay que evitar, y que no se termina de asumir como una posibilidad real resultante de una relación sexual. Este miedo al embarazo se transforma un el miedo al propio cuerpo, y a la fertilidad para la cual el varón y la mujer están diseñados biológicamente.
El más grande beneficio de los métodos naturales es visibilizar la propia fertilidad en orden a poder tomar decisiones responsables frente a ella. Por el contrario, el uso de anticonceptivos muchas veces se paga con la ignorancia que hay respecto de la propia fertilidad, dejando de lado su riqueza.
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