Los métodos naturales originalmente se pensaron como métodos de planificación familiar. Eventualmente, se amplió su uso como herramientas de conocimiento para la mujer. Actualmente, se entienden como un registro de la propia salud ginecológica y reproductiva; además de una manera real de planificar la familia.
Los métodos naturales son sistemas de registro, donde la mujer o la pareja son instruidos en el reconocimiento de los ciclos biológicos de ella. Se aprende a observar el cuerpo, a registrar los cambios, y a interpretar. Se interpreta las fases del ciclo, el tiempo de fertilidad e infertilidad y su salud. Registrar permite obtener información para que esté a disposición de la mujer o de ambos.
¿Por qué son importantes?
Los ciclos son parte esencial de la salud de la mujer. El ciclo de 28 días con la ovulación el día 14 no existe: es un estimativo, un promedio, un cálculo, una abstracción. No se puede aplicar sin más a cada mujer. La mujer —la real, la concreta— tiene ciclos que varían. Incluso las más regulares. En el fondo, el ciclo mismo es irregular. El tiempo de la ovulación varia siempre: no es 100% predecible ni calculable. Por eso, los métodos naturales no predicen ni estiman en abstracto, sino que son un proceso educativo para reconocer el propio cuerpo y sus cambios. Muestran la realidad de “este momento, de este cuerpo, en este ciclo.”
Registrar los ciclos es reconocer el valor de la fertilidad, asumiendo el propio cuerpo, y no pretender resultados —Ej. tener un hijo ahora—, o desesperar cuando éstos no se dan. La fertilidad no funciona como y cuando queremos: no es un bien de consumo. Olvidar que el cuerpo es un don nos puede hacer creer que la fertilidad debe responder a la voluntad personal, que los ciclos son una carga, y que hay que tratar la fertilidad como una enfermedad. Apreciar los ciclos es apreciar la salud, y reconocer el don de la vida. Reconocer el cuerpo como principio de vida lleva a apreciar la grandeza de poder transmitirla y cuidarla.
¿En qué se diferencian y cómo elegirlos?
Los métodos naturales se diferencian según la medición que se elija. El principio de medición se basa en reconocer los cambios del cuerpo de la mujer en el momento de la ovulación. Así, mientras que algunos métodos toman la descarga del moco cervical como el signo principal (Método Billings, Método Creighton), otros toman elementos diferentes: temperatura, aparición de moco cervical, nivel del cuello del útero (Método sinto-térmico).
El cómo elegirlos es una decisión personal. En el caso de una mujer soltera, dependerá únicamente de ella. En el caso de una pareja, es importante que ambos sean partícipes del proceso de deliberación y de la decisión que finalmente se tome. Siempre es bueno conocer personalmente a alguien que haya sido usuario y preguntarle su experiencia. Es importante tener en cuenta también la finalidad con la que se busca el método. Por ejemplo, el Modelo Creighton tiene un servicio médico que permite tratar aspectos de infertilidad y desórdenes del ciclo. Asimismo, es bueno preguntar cómo es la formación de quienes instruyen —Ej. con qué institución se formaron—, cómo es la metodología de trabajo, y cómo son las sesiones de aprendizaje. El costo también es un factor a tener en cuenta.
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